miércoles, noviembre 23, 2005

Contrastivo

No sé si el neologismo es eficaz. Estuve de visita en San José de Cotiza, Caracas. La labor del párroco católico es admirable. La capilla está al costado del bloque 1. Pobreza, precariedad, deterioro, peligro y, en fin, malandraje. En el patio, amenazado por las lluvias, anegado con frecuencia por las fallas estructurales del lugar, están el tobogán, el columpio y otro artefacto elemental a la espera de los niños que tienen la ilusión del ensayo de los aguinaldos. Debo cumplir con otro compromiso de la campaña parlamentaria. Antes, me detengo en el cibercafé de los amigos de siempre, conversamos un poco, chequeo correos y, cinco minutos para irme, escribo estas líneas. Contrastes: pobreza y el simulacro de riqueza, o la presunta riqueza que hay en el valle. Juegos convencionales para niños, pero en el patio ciberespacial son otros los columpios, toboganes, y, obviamente, está el malandraje digital que no echa sangre, pero jode. ¿Puede la electrónica contribuir a la superación de la pobreza?, ¿acaso los niños no son diestros en los videojuegos, es necesario desarrollar aptitudes e, incluso, atajarlos antes de que accdan a los vicios propios del teclado, el porno, los homicidios escabrosos, etc.?, ¿no requieren de algo más que los infocentros, con el abaratamiento en el acceso y la navegación fruto del mercado, la masificación de los cibercafé, la conexión casera?. Es, por lo pronto, lo que me salta a la vista.
lb

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